La carreta chillona



Cuentan que hace años vivió un hombre sin fé a quien todos llamaban "Pedro el Malo".

Para un 15 de mayo, fiesta de San Isidro Labrador, mucha gente llegó al pueblo para la bendición de carretas. Pedro también llevó su carreta, pero tenía malas intensiones. 
La paró muy cerca de la puerta de la iglesia, lejos de las otras carretas.
Cuando el sacerdote le pidió a Pedro que alineara su carreta con las demás, este le respondió que no la había llevado para que la bendijera, pues ya estaba bendecida por el diablo. Y de seguido, hincando a los bueyes sin piedad, intentó entrar a la iglesia con todo y carreta, pero los bueyes se resistieron a entrar; más bien lograron zafarse del yugo y la carreta salió calle abajo con todo y Pedro.
El sacerdote le dijo entonces: "Andarás con tu carreta por todo la eternidad".
Los bueyes se salvaron de la maldición, porque se negaron a entrar a la iglesia.

Cuenta la leyenda que desde entonces la carreta sin bueyes, va bendecida por el diablo, anda sola sin bueyes que la conduzcan, causando espanto por donde se oye el "traca, taca, tarata", que hacen sus ruedas de madera. Los abuelos cuentan que la carreta sin bueyes pasa por los pueblos de la campiña salvadoreña donde no hay amor ni armonía entre sus habitantes, siempre después de la media noche.